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viernes, 30 de enero de 2009

Señor de la Soledad

 LEYENDAS  Y  TRADICIONES
1 5 8 5 - 1 9 5 7
HUARA S

Por: Josué Santiago Maguiña Chauca.

1. LEYENDAS SOBRE SU MITICO ORIGEN

La portentosa imagen del Señor de la Soledad, cuyo misterioso origen se pierde entre la bruma de los tiempos, sobre su aparición hay tantas y tantas  leyendas, que como niños quisiéramos quedarnos con todas; pero nos quedamos con tres hermosas legendarias leyendas populares, sobre su furtivo inicio, trasmitidas de generación en generación... Es en el barrio de la Soledad, donde principia la fe de Huarás, avanzando por todas sus travesías como una nube de incienso, abarcando toda la comarca.

I. Su Origen Sobrenatural o Místico.-
Una hermosa mañana del florido mes de abril de ahora siglos, unos inocentes pastorcillos que apacentaban sus rebaños en los oconales del “Pedregal”, “Shira-oko” y “Lleclla-cuchu”, de pronto percibieron entre las espesuras de arbustos espinosos, unos golpes de martillo, azuela y otras herramientas de carpintería, que despertó gran interés a esos humildes pastores; saber que es lo que ocurría en ese sitio que jamás persona alguna se atrevió a penetrar por su manifiesta peligrosidad del oconal; se corrió la voz de este suceso y como la curiosidad crecía cada vez más, muchos intentaron ingresar en aquel lugar extraño, intento que siempre fracasaba; hasta que una refulgente y gloriosa mañana, dos de los más impolutos pastorcitos, se atrevieron en penetrar entre las brumas de los arbustos y de la enmarañadas yerbas; cual no sería su sorpresa al encontrar a un anciano de aspecto majestuoso y venerable que labraba una madera gruesa de nogal, quien con voz dulce y apacible les dijo; a sus tiernos y emocionados visitantes: “Amados niños, acérquense a mí, de ustedes es el reino de los cielos”. “Soy carpintero, y quiero construir mi morada en este solitario lugar para consolar y resguardar de todo peligro a los huarasinos”. Los niños después de haber contemplado y escuchado atónitos, reaccionaron de su dulce y apasionado entusiasmo, le ofrecieron regresar llevándole algún alimento, gesto que agradeció, recomendándoles no avisen a nadie a cerca de él, hasta que él les autorizara oportunamente. No faltaron algunos curiosos, que al oír los persistentes golpes de martillo, insistieran en penetrar al oconal, pero este temblaba y el cuerpo se les desfallecía, razón por la cual toda aventura fracasaba, desistiendo de sus propósitos; sólo esas dos criaturas de corazón limpio e inocente, siempre iban a verlo, llevándole algún alimento que el pacífico y venerable anciano no lo comía, sólo percibía por su aliento.
Pasados unos quince días, en su visita de costumbre, los mismos niños quedaron sorprendidos al contemplar la majestuosa imagen de Cristo Crucificado, de cuyas llagas emanaba sangre fresca y de su frente coronada de espinas, brotaban copiosas gotas de sudor. Los pequeños visitantes impresionados, salieron corriendo a pedir auxilio a gritos desesperados, para aquel apacible anciano que había sido inmolado y clavado en la cruz; poco después estos angelitos quedaron mudos para siempre. Años más tarde murieron en olor a santidad.
La noticia del sublime hallazgo fue invadida en todo el orbe, como reguero de pólvora, con todos los aspectos de un verdadero signo de la redención, a tal  punto que las autoridades eclesiásticas y civiles, los moradores de cabañas vecinas y el pueblo en general se dirigieron a ese Campo Santo, abriendo paso y rompiendo dificultades hasta encontrar en aquella tenebrosa soledad al Hijo de Dios, crucificado; todos cayeron de rodillas al pie del Señor, elevando sus miradas al Altísimo dieron mil gracias al Omnipotente por haber enviado tan sublime imagen; inmediatamente se acordó trasladarlo a la Iglesia Matriz, lo que se hizo en medio del más grande fervor católico; colocando la sagrada efigie provisionalmente, en el Altar Mayor, celebrándose, luego un solemne Te Deúm; pero al día siguiente desapareció la imagen retornando  a su lugar de origen, esto se repitió por varias veces, por lo que determinaron formar una Comisión Especial para construir un Oratorio, sobre el oconal donde lo habían hallado, entre ello s se levantó un Oratorio sobre el ojo de un puquial del lugar nominado “shira-oko” (extinguidas propiedades de don Andrés Ramírez de la Serna), por considerarlo peligroso para la población en general, porque decían que estaba en contacto  con el volcán de agua de “Rataquenua”. Finalmente el dicho oratorio se entronizó una Cruz.
Los oficios sagrados duraron ocho días, pero al día siguiente de la  retirada de los fieles, el sacristán notó que la Sagrada Imagen no estaba en su altar, esta noticia desesperó a la feligresía, quienes se vieron obligados a buscarlo afanosamente, llegando a encontrarlo en el oconal, su primitivo lugar, practicándose en ese Campo Santo, nuevas ceremonias religiosas; con las mismas manifestaciones de alegría del día anterior fue trasladado por segunda vez a la Catedral, lugar en que se tomó todas las medidas de seguridad posibles; pese a todo esto, días después la imagen volvió a desaparecer, encontrándola nuevamente en el mismo oconal donde hiciera su misteriosa aparición. Ante esta emocionante situación, las referidas autoridades,  habían sido revelados en sueños, que la voluntad del Señor, era que se erigiera un Templo en el mismo oconal en el que le encontró, para que desde allí derrame a la ciudad de Huarás, su divina protección; los obedientes fieles cristianos, desecaron el mencionado oconal y procedieron a construir una rústica capilla, donde veneramos hoy al Divino Redentor, con el sagrado nombre de SEÑOR DE LA SOLEDAD, en memoria del lugar santo de su portentosa aparición, sitio alejado y solitario en aquellos tiempos coloniales. Se presume que el tradicional y memorable día 3 de mayo de 1585, fue entronizado esta venerable y milagrosa imagen en su primigenio templo y desde aquel día, derrama a torrentes su benéfica bendición a la población en general de “La Muy Generosa Ciudad de Huarás”, capital de Ancash.

II. Su origen Natural o Humano.-
Nuestros narradores nos comentan, que en el coloniaje, aumentó la población de la Villa de Huarás, haciéndose muy necesaria la creación de otros barrios y con esto la construcción de otros templos; entre ellos se levantó un Oratorio sobre el ojo de un puquial del lugar denominado “Shira-Oko” por creerse peligroso para la población de Huarás porque decían que estaba en contacto con el volcán de “Rata-quenua”. Y, allá por los años de 1680, poco más o menos, un día 3 de mayo arribaron a esta Villa con Visita Pastoral, unos padres Dominicos, quienes practicaron la Santa Cuaresma, ante una imagen de la Virgen María a quien la llamaron Virgen de las Misiones, pero los huarasinos la nominaron Virgen Chapetona, al haber sido traída esta imagen desde España.
Una vez terminada las misiones, los feligreses de Huarás, encabezados por sus autoridades pidieron al Padre Director de los Dominicos para quedarse con la efigie de la Virgen Santísima, quien después de cumplir ciertos ritos de fe cristiana lo entronizaron en el Oratorio de “Shira-Oko” (anterior sacristía de la Iglesia de La Soledad) con el reverenciado nombre de “Nuestra Señora de La Soledad”, y de aquí la Virgen derramó copiosos frutos cuajadas en grandes milagros, por lo que se le rindió grandes homenajes, el 3 de mayo de cada año. Santo Toribio de Mogrovejo, en su segunda visita pastoral de 1687, dice “Nuestra Señora de la Soledad”...
Posteriormente, aproximadamente en el año de 1773, se dice que el pueblo cristiano de Huarás, se vio con la imperiosa necesidad de adquirir una imagen de “Cristo Crucificado”; en esas circunstancias se notó la presencia de un extraño personaje, que por sus atavíos llamaba la atención de los moradores; no se supo de donde había llegado, ni tampoco tenía conocidos; vestía una finísima capa de paño que llevaba embosado en el cuello, un sombrero negro de ala ancha que le cubría casi todo el rostro, el saco y pantalón también eran del mismo color y material; calzaba medias negras de fina seda, los zapatos lucían unas enormes hebillas de oro. Días después, los vecinos notables de Huarás, las autoridades y el párroco, se reunieron de noche en la Casa Parroquial en Asamblea General, aquí nuestro extraño personaje se presentó, siempre embosado y, con todo respeto y corrección pidió, el uso de la palabra, una vez concedida, dijo: “Yo soy un escultor, si ustedes me proporcionan un cuarto aislado y solitario, más lo necesario para esculpir la diseñada imagen y mi alimento respectivo, me comprometo formalmente  a entregarles la efigie de Cristo Crucificado, cuyo culto opacará a todas las imágenes de la región y su fama se extenderá a todo el mundo”. Después de un intercambio de ideas, más por curiosidad, la Asamblea aceptó la proposición; al día siguiente el párroco, desde el púlpito ordenó a sus feligreses y caciques de las dos guarancas a contribuir en la obra del  Señor, quienes  obedecieron respetuosamente. A los pocos días, se le entregó al citado personaje un cuartito como él deseaba, las herramientas y los materiales que solicitó para tallar la imagen más sublime de la tierra. El cuarto en referencia, era una tienda junto a la casa que fue de don Mariano Aranda, tercera cuadra del jirón Francisco Solano, con frente al portón del Colegio Nacional de Mujeres Santa Rosa de Vitervo; todos los días el Sacristán le alcanzaba sus alimentos al extraño escultor por una ventanita, y el vecindario lo vigilaba de muy cerca . Pasaron unas dos semanas, cuando una mañana, el sorprendido sacristán advirtió, al llevarle el sustento, que la puerta del cuartito estaba abierta y el escultor no se encontraba, y con admiración cristiana ve que en un rincón de la habitación yacía  entre resplandores la Sagrada Imagen de Cristo Crucificado; acto continuo corrió a dar aviso al párroco y los dos a las autoridades, dirigiéndose luego a la casita; abrieron la puerta, y entraron al aposento, encontrando frente al Señor Crucificado, de cuyo cuerpo llagoso parecía brotar sangre fresca; puestos de rodillas elevaron sus plegarias al Divino Creador; Instantes después todos los vecinos se pusieron en busca del escultor, sin poder conseguir noticia alguna del desconocido y extraño caballero. 
Esa misma noche al Párroco se le apareció en sus sueños el insólito escultor, manifestándole que no se preocuparan de él, que había cumplido con el compromiso de hacer el Crucifijo y lo honrasen colocándolo en la modesta capillita de Nuestra  Señora de la Soledad; al despertarse el sorprendido párroco no vio personaje alguno; pero el sacerdote cumplió cristianamente con la revelación, entronizando a la Sagrada Imagen con el simbólico nombre de CRISTO DE LA SOLEDAD.

III. Sus Orígenes Paradisíacos.-
a) Algunos personajes aseguran que unos humildes campesinos, al cruzar por los oconales de “Rata-quenua”, una voz maravillosa los atrajo hasta un lugar pantanoso. En el centro de aquel lugar, clavada sobre la  tierra fangosa, sobresalía el cristo crucificado; los campesinos cayeron de rodillas, lloraron y rezaron, agradeciendo a Dios de haberlos convertidos en testigos de tan grandioso milagro. Los vecinos, tuvieron que drenar la zona para construir una capilla donde la entronizaron.
Otros, afirman haber oído de sus abuelos, que ciertas personas piadosas fueron a los oconales a recoger azucenas cuando se sorprendieron por la presencia de una persona que dormía sobre dichas flores. A la mañana siguiente volvieron a observar el mismo fenómeno, aunque ahora manaba sangre de su frente. Regresaron con otros vecinos y en el desolado lugar encontraron una hermosa Cruz con el Cristo Redentor, crucificado, llamándolo Señor de la Soledad.
Impacta tiernamente la versión según la cual de los breñales solitarios de “Rata-quenua” emergía una música celestial, sólo escuchado por ciertas personas de buen corazón. El temor a lo desconocido y lo enmarañado del monte no dejaba acercarse a nadie. Unos niños campesinos lograron ingresar al lugar encontrando a dos hermosos ángeles tallando una hermosa cruz. Estos les pidieron que vuelvan al día siguiente. Acompañados de personas mayores ingresaron al oconal y encontraron la imagen del Cristo Crucificado. De inmediato construyeron un oratorio bautizándolo con el nombre de “La Soledad”.
b) El primer párroco del templo de La Soledad, quiso dedicar el templo al Señor Crucificado y comunicó desde el púlpito su deseo a la feligresía; -Si alguno conoce un buen ingeniero, un escultor de trabajo fino, avisarle que necesitamos uno que nos haga una obra, y que me lo hagan saber. A los pocos días se presentaron dos jóvenes hermosos que dijeron: “Somos forasteros y escultores, venimos por el trabajo, necesitamos que nos den un lugar para poder trabajar. Al final del trabajo si les gusta cobraremos, antes no”.
El párroco dijo que estaba bien, podían trabajar en una habitación contigua al templo; dio la orden de no molestar a los forasteros dejándoles la comida en lugar cercano, que no era retirada, tampoco se escuchaban los ruidos de los trabajadores. Pasando el tiempo y viendo que los forasteros no daban señales de estar trabajando, el párroco abrió la puerta de la habitación y se dio en la grata sorpresa de encontrar sobre la mesa un Cristo yaciente de muy bella factura. Su alegría y emoción fueron grandes, cuando todos comprobaron que no habían dejado huellas del trabajo realizado.
Se comenta que fueron los ángeles quienes esculpieron al Señor de la Soledad. Su fiesta se celebra el 3 de mayo. Él no sale en procesión, hay otra imagen de cristo Crucificado llamado el SEÑOR DE MAYO que lo reemplaza. Allí en el altar Mayor, el Señor de la Soledad, recibe las visitas de los fieles que van a pedirle gracias y bendiciones, aunque algunos van hacerle compañía en su soledad de Cristo Crucificado.
La poetisa Rosa Cerna Guardia, nos expresa que estas últimas leyendas del Señor de la Soledad de Huarás, las asimiló de  niña de tanto escuchar en casa a parientes y amigos, hoy nosotros se la relatamos para su místico deleite; ahora usted, saque sus propias conclusiones sin mayores comentarios...

2. LA VENERADA EFIGIE DEL SEÑOR DE LA SOLEDAD

Esta artística y preciosa imagen, inspira respeto y admiración, está entronizada en una urna de tres metros con cincuenta centímetros de alto, por dos metros con sesenta centímetros de ancho, cubierta de vidrio de un sólo cuerpo; se trata de una imagen primorosamente tallada, se afirma que es copia fiel del Señor de Burgos de Barcelona (España); esta clava sobre una cruz de cedro, con clavos de plata engastados con piedras preciosas, cuya venerable cabeza sangrienta coronada de espinas se inclina lánguida hacia el lado derecho; de ojos moribundos, empapados de sangre y lagrimas; sedientos e inertes; cabellos polvorientos y disgregados; la boca entreabierta como para dejar escapar una última palabra de congoja y dolor; las manos y los pies traspasados de duros clavos empapados de abundantísima sangre; el  cuerpo ligeramente inclinado, como haciendo resistencia al impulso de un supremo dolor; las venas abultadas por las convulsiones de la muerte cruel; su divino costado manando sangre a torrentes. Todo en conjunto refleja dolor, angustia, aflicción y muerte. ¡Padre mío perdónalos, porque no saben lo que hacen!.
La milagrosa escultura del Señor de la Soledad es semejante al Señor de Burgos, siendo origen de toda las cristianas devociones, y en torno a su presencia hay un sinnúmero  de legendarias leyendas o hermosas  creencias tradicionales, sustentadas en apariciones y revelaciones, unas sobrenaturales; según versiones muy sólidas, se esculpieron tres idénticas (tres hermanos) en España, siendo enviados por el Rey de España Carlos V: La primera el Señor de la Soledad para Huarás, la segunda para Huamantanga y la tercera para Chaucayán; existe una segunda versión, según la cual vino al Perú tres cajas con tres imágenes de Cristo Crucificado: El Señor de Luren, el Señor de Santa Catalina de la Monjas y el Señor de la Soledad de Huarás. Estas versiones son públicas y todos los indicios la corroboran habida cuenta que en 1669, ya existía una Cofradía de  Españoles, denominada “Del Santo Cristo de La Soledad”, cuya acta constitutiva refrendaba el acaudalado Andrés Ramírez de la Cerna; el nombre de este huarasino, también esta vinculado con la mágica aparición del Señor ante los dos pastorcillos, ya relatados anteriormente. Dada las condiciones de comunicación imperantes, las lentas gestiones de autorización, entronización y demás trámites eclesiales de la época, durante todo ese tiempo se fue gestando el culto al Señor de la Soledad, y que eclosionó con la presencia de tan milagrosa imagen. A fin de aclarar aún más la solidez de estas versiones, el relato del Arzobispo de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo, en su visita pastoral del año de 1590, había visitado la Ermita del Señor de  la Soledad, reseña que hiciera pública el párroco  Julián Barba Regalado al historiador huarasino profesor Francisco Gonzáles. Para mayores reseñas, La venerada imagen, ha sido restaurada en varias oportunidades, por los años treinta (30), por el escultor yungayino don Félix Chávez; en 1963 después del incendio, donde feneció trágicamente el señor Alcalde de la ciudad, Dr. Moisés Castillo  Villanueva, siendo restaurado por dos (2) artistas españoles; luego después del sismo fue restaurado por el señor Fortunato César, quien revela que esta bellísima imagen data del año de 1720, tallada en maguey y otras maderas de una liviana contextura; esto nos indica tácitamente que, luego de 51 años después de la organización de la Cofradía de La Soledad, llegó a Huarás la Sagrada Imagen. Significaría igualmente que, durante 127 años, es decir a partir de la posible fundación de Huarás, existía la necesidad y urgente petición de los católicos huarasinos, de una imagen Sagrada de cristo Crucificado.

3. PRINCIPALES MILAGROS QUE HA OBRADO EL SEÑOR DE LA SOLEDAD
a) El 3 de diciembre de 1838, el General don Agustín Gamarra, arribó a la ciudad de Huarás con su ejercito, perseguido por el General Andrés de Santa Cruz; el General Gamarra, constituyéndose la tarde de su llegada al templo del Señor de la Soledad, a elevar sus preces al Divino Creador y dejó cien (100) pesos en las manos del Alguacil Mayor, para que mande hacer una vela elevadísima,  que alumbre al Señor de noche y de día, hasta que se agote la cera, pues se cumplió este deseo mando elaborar un velón muy alto con vistosos adornos. Este singular hecho, dio origen a los velones que hoy siempre se siguen usando como costumbre tradicional.
Encomendose a Él, y se trasladó a Yungay donde con la ayuda de un venerable anciano, venció a sus perseguidores y triunfante regresó a la capital de la República y guiado siempre en sus sueño por este mismo anciano fue elegido nuevamente Presidente de la República del Perú, pues este venerable anciano no fue más que el Señor de La Soledad.
b) El 19 de junio de 1883, los chilenos llegaron a la Plaza de Armas de Huarás, dicen que, estuvieron tan cansados que bajando de los caballos  echaron cuerpo en tierra, tan luego, ocuparon la ciudad a órdenes del Coronel Marco Aurelio Arriagada. Los oficiales, siguiendo su tradicional costumbre, cometieron abusos y exacciones, y saquearon los templos.
En tal circunstancia, estos invasores tuvieron noticias de los milagros obrados por el Señor de La Soledad. Así es como, un avezado oficial chileno, en compañía de otro más ingresó a la iglesia, y acercándose a la sagrada imagen, dijo: “Dicen que este Cristo de palo es vivo y hace milagros, voy a convencerme”. Cuando al alzar la mano impía para profanar  la efigie, se desplomó y cayó muerto. Sus compañeros ahí presentes, cargaron el cadáver como pudieron y abandonaron el templo aterrorizados.
c) La estadía de Arraigada en esta ciudad, se prolongó hasta el 28 de junio de 1883, con un intervalo del 22 al 24, que se dirigió a la vecina ciudad de Carhuás; a su regreso ordenó que la tropa haría el saqueo más después. En estas circunstancias que, por un milagro del “SEÑOR DE LA SOLEDAD”, Huarás se salvó del proyectado saqueo. Según se dice, en la tarde del 27, dormía la siesta el Coronel Arraigada, en su aposento de la casa en la que se alojó el Estado Mayor (casa donde hoy funciona el Concejo Provincial) encontrándose en un estado de somnolencia, sintió que se detenía en el patio el trote de un caballo, y al poco rato vio  que empujando la puerta de su cuarto entró un caballero, llevaba puesto una riquísima capa de paño negro, calzaba finas botas de charol con espuelas roncadoras de plata y tenía en la mano un sable con empuñadura de plata, quien le intimó con estas palabras: “Coronel, abandone inmediatamente la ciudad, sin causarle ningún daño”; ¡Hay de ti si no lo hicieras! Y dando media vuelta el misterioso personaje abandonó la habitación.
El jefe chileno se incorporó sobresaltado en su lecho y al mismo tiempo sintió que el caballo abandonaba a galope la casa; nervioso se aproximó a la puerta y preguntó al centinela:
- ¿Quién ha entrado a caballo?
- Nadie mi Coronel.
- ¡Como, nadie ...!
- Nadie, mi Coronel, yo no habría permitido que alguien le moleste.
Entonces Arraigada, inquieto por lo ocurrido, trató de desentrañar el caso misterioso; el que cuanto más pensaba se le hacía más oculto y sin escuchar a sus soldados que iracundos le pedían el saqueo prometido, ordenó que levantaran el campamento para abandonar luego la población. El misterioso personaje que amenazó violentamente al jefe chileno, dicen nuestros narradores, que fue el “SEÑOR DE LA SOLEDAD”, puesto que solo Él es el quien nos protege con tan grandes prodigios.
d) Sublevación de Atusparia; el día 3 de mayo de 1885, el Señor de La Soledad, obró otro milagro de su bendito nombre. Atusparia, jefe revolucionario de los indios había señalado, este día, para el asesinato general de los “mishtis” aprovechando de la fiesta  y procesión del “Señor de La Soledad”, para ofrecer luego una página sangrienta a la ciudad de Huarás, efectuando el saque de las casas comerciales y reparto de las mujeres de la población; pues sus huestes ya estaban advertidos para atacar después de la tradicional procesión  y concluir con el incendio de la ciudad.
Después de la misa mayor o de fiesta se inició la procesión, aún demoraba la imagen en salir de la iglesia, cuando sus rayos se desprendieron, cayendo al suelo; se tardaron los indios, y renegando se los volvieron a colocar; pues demoró tanto la procesión en el cuadrilátero de la plaza del templo en refere ncia y al fin pudo llegar al atrio de la iglesia, cuando por segunda vez los rayos cayeron por los suelos; aburridísimo los indios esperaban a que se coloque nuevamente los rayos, apostrofando a la imagen, juzgándolo como aliado de los “mishtis” o blancos, y estar en contra de ellos, y le amenazaron, de seguir así, cocinar el rancho con su efigie. Entre tanto, el tiempo pasaba, y la expedición enviada por el Gobierno a ordenes del Coronel Gallirgos, entraron a Huarás por Patay, triunfante de haber sofocado a la sublevación india en otros lugares; aún no había terminado la procesión, cuando empezaron los disparos del Mirador de Quillcay y de otros puntos más, que ya la tropa develadora rodeaba la ciudad. Desesperados los indios, abandonaron al Señor, y huyeron despavoridos como pudieron por sendas y quebradas.
e) La Catástrofe de Huarás; los vecinos de las alturas de Huanchac, Marina y Cantu, cuentan que durante el tiempo de la macabra tragedia sangrienta del fatal día 13 de diciembre de 1941, lo vieron con gran sorpresa, en la punta denominada Cushuruyocc, una persona resplandeciente, de un vestido blanco, con una cruz en la siniestra y la diestra levantada en lo alto, como actitud de un centinela que ordena el desvió de la corriente enfurecida  de las aguas del cataclismo.
Tal simbólico personaje,  se cree, no fue más que el Señor de La Soledad, amparando y protegiendo a su apreciada ciudad de Huarás, de una completa destrucción por las fuerzas ciegas de la naturaleza. Tal es, que la mortífera avalancha aluviónica, no ha tenido ni el menor asomo hacia el legendario barrio de La Soledad, sin embargo de tropezar a su paso con tierras completamente deleznables.
f) La Espantosa sequía de 1949; en los meses de octubre, noviembre y diciembre, meses en que todos los años se inician las lluvias con regularidad en estos lugares, esta vez no hubo ni la menor garúa durante los meses mencionados, los campos sin verdor, los sembríos sin vida alguna, todo el panorama representaba polvo y cascajo, los animales morían en cantidad asombrosa en las quebradas por falta de pasto.
En medio de esta desesperante situación, surge la asociación religiosa de “GARGADORES Y ZAHUMADORES DEL SEÑOR DE LA SOLEDAD”, presidida por el proletario don José Álvarez Villanueva, infatigable luchador por la adquisición de una ANDA DE PLATA, para la santísima imagen del Señor de La Soledad, quien se dirige por medio de un oficio al Prelado huarasino, pidiendo a que se realicen unas rogativas al Sempiterno, por intermedio de la efigie del Señor de La Soledad, para que admita las caída de las lluvias y mengue la ira de la naturaleza, a lo que se sumaron muchas otras instituciones de la localidad.
El ilustrísimo Obispo, autorizó el pedido, y además con motivo de iniciarse el Año Santo, el 1º de 1950 a horas 9:00 a.m. se llevó a cabo una procesión de  esta imagen con los contornos más solemnes, por la pronta caída de las lluvias; las sociedades piadosas, miembros del clero regular y secular, y habitantes de las estancias vecinas se dieron cita para este acto y todos en conjunto entonaban cánticos sagrados al Divino Creador. La atmósfera se presentaba cada vez más despejados.
En la Plaza de Armas, donde la imponente procesión alcanzara su clima devocional, se verificó una misa diaconada, con un sol de verano que ardía, ya muy tarde llegó el Señor de regreso a su templo, y una hora después se cierra el cielo azul de una densa nube y a las 4:00 p.m. caen las primeras gotas de aguacero y luego se establece una lluvia torrencial, que después de media hora se normaliza y se mantiene en ese mismo ritmo hasta las 6:00 de la mañana del siguiente día, y desde aquel entonces las lluvias ya no abandonaron su  benévola tarea de fortificar la tierra y dar vida a las plantas y a los animales. He aquí el patético milagro del Señor de La Soledad.
g) Un milagro realizado a favor de un antiguo comerciante de Huarás; entre muchas escenas que nos cuentas desde 1908, el más patético es que, desde su iniciación en los negocios comerciales tuvo como su protector al “Señor de La Soledad”  y en todas sus actividades resultaba con grandes ventajas; pero un día por múltiples ocupaciones no pudo cumplir con un deber que su cargo le imponía en una asociación religiosa. Poco tiempo después, su industria comercial fue declara en quiebra, agregándose a esto las calumnias y diatribas confabuladas y otras calamidades contra su persona, dejándole en una completa miseria y llamado a Cárcel Pública, por lo que fugó y se refugió en un pueblecito a 20 leguas de este lugar, donde vivió en el mayor abandono por más de un mes, sumido en la más profunda desesperación.
El prófugo en referencia esperaba con ansias las noticias de los suyos para irse a un país más lejano, cuando dos de sus parientes llegaron diciéndole que su asunto ya no era tan grave, y para dar sus razones personales a su abogado debía de regresar  urgentemente a su hogar, y así fue.
Nadie pudo darse cuenta de la presencia en Huarás del referido prófugo, sus ajetreos y su defensa lo hizo personalmente y aún más por necesidades imprescindibles hacia viajes a Lima, y en el tránsito se encontraba con la policía casi a  continuo, pues se cruzaban en la mayor armonía, sólo confiando en la imagen poderosa de “Cristo de La Soledad” que siempre llevaba consigo.
Dice nuestro singular devoto del “Señor de La Soledad” que estando en esta situación, sintió un deseo tan grande de visitar el santuario de su protector, al dirigirse pasó por la Plaza de Armas de esta ciudad a las 7:00 a.m. y una vez en el templo cayó de rodillas a los pies del “SEÑOR DE LA SOLEDAD” regando con lágrimas su santo altar, presenció la misa de rogativas por falta de aguacero, como sacaron la misma  efigie del “Señor de La Soledad” en procesión lo acompaño con toda unción, se encontraba en la esquina Nor-oeste de la Plazuela, se le acercó sigilosamente uno de  los miembros de su familia y le dijo: Que en su casa han sido avisados que, telefónicamente el Juez ha ordenado a la Comisaría, que dos policías le acompañen al Actuario a capturar al fugitivo N.N. que se encontraba en la Iglesia de La Soledad, tanto  fue su sorpresa que al divisar a dos policías y al Escribano del Juez frente al lugar  donde él estaba, se encomendó al Señor y disimuladamente se retiró.
Así pasó el tiempo y al fin pudo calmarse la tempestad, nuestro fugitivo personaje tuvo que presentarse forzosamente con la garantía de su abogado, ante el tribunal Correccional de la Justicia, pero siempre con la fe puesta en la imagen del Señor, que en esta vez llevaba escondido en su pecho; según el proceso seguido contra él, su instructiva duro ocho días, saliendo absuelto.

4. VESTUARIO Y RELIQUIAS QUE ADORNAN A LA SAGRADA IMAGEN
Los milagros de admiradores en gratitud por los beneficios merecidos de parte del Divino Maestro, han testimoniado su agradecimiento con ofrendas de valor; posee varios centenares de regios ornamentos de  finísimas telas, desde lujosos brocados coloniales, hasta las modernas sedas y terciopelos. El espaldar y los sudarios están artísticamente bordados con hilos de oro y plata, predominando en ella infinidad de piedras preciosas.
El “I.N.R.I.”, rayos,  corona, síngulo y cantoneras, son de plata piña maciza con rubíes y esmeraldas, obsequiadas por el que fue excelentísimo Presidente del Perú, don José Balta, el año de 1870.
Los tres clavos de oro y síngulo de plata, según datos, fueron donados por el Mariscal don Andrés A. Cáceres, por haberles salvado a él y a su familia del acecho sanguinario de los chilenos en la ocupación de Huarás, en 1883.
Las medallas o milagros suman muchos millares de piedras, desde los más pequeños hasta los más grandes, en la forma difieren; pero en su mayoría son de corazón, entre ellos hay muchos de oro fino.
Cada una de estas joyas con sus respectivas monogramas de los oferentes, trabajados en finísimas filigranas, con sutileza, estética, esplendor y aguda intuición y cronografía religiosa. Se dice, que el Señor, estaría cargado de milagros y exvotos, por su amor al pueblo, que si luciera  todos sus milagros, de la puerta saldrían a la calle hasta tres cuadras a la redonda, cubriendo las paredes y el dosel.

5. DÍAS EN QUE SE FESTEJAN

Las Fiestas de Mayo, son los más públicos y colectivamente el campesinado festeja al Señor de Mayo, que viene a ser el “paso” o imagen doble (réplica) del Señor de La Soledad, Patrón Espiritual de nuestra muy generosa ciudad de Huarás, y dura aproximadamente quince días, iniciándose nueve días antes del legendario día 3 de mayo, que deviene desde la Colonia,  cuya solemnidad es muy famosa, donde concurre mucha gente por las noches a los rezos de la novena. Para cada noche hay un devoto “novenante”, uno que otro es más “puntilloso”, pues festejan con banda de músicos y juegos artificiales.
Este nombre del “Señor de Mayo”, “Paso del Señor de La Soledad”, se tomó precisamente por la fiesta de la Cruz del 3 de Mayo, y ser esta imagen motivo de la fiesta; esta imagen desde la época colonial no llegó a sufrir ningún retoque,  fue original, no obstante en el trágico sismo del 31 de mayo de 1970, desapareció; porque no llegó a encontrarse sus rastros, pareciera que hubiese sido sustraído, por ser la Imagen del Redentor que tenía mayor autenticidad. Asimismo, la descrita imagen era utilizada para el acto de la tradicional desclavación del Viernes Santo y la relativa procesión del Santo Sepulcro.
a) Rompe calles o Antevísperas
Desde temprano el primero de mayo, de todos los años, se oyen detonaciones de “avellanas” en las casas de los “mayordomos”, para iniciar el desuello de reces, ovejas, gallinas, cuyes, etc. En las primeras horas de la tarde se reúnen cada cuadrilla de mojigangas o  danzantes en las casa de sus respectivos procuradores,  cuyo jefe se denomina “Caporal Mayor”, quien se encarga proveer del alimento necesario y bebidas alcohólicas,  durante el tiempo que transcurre la fiesta; liban algunas copas de alcohol y “potos” de chicha; se organizan y a las 3:00 de la tarde en mates grandes “ancaras” el clásico “sancochado” de col y guiso de cuy con papas, que ellos lo llaman el “chasqui”  (recibimiento) luego al son de una música vernacular salen bailando por las calles el “ROMPE CALLE” invaden la plazuela y bailan con más entusiasmo, al son de una música más animada “plaza-pampa”.
Enseguida entran al templo al toque de una tonalidad litúrgica, hacen venias en señal de acatamiento y respeto, una vez a los pies del Señor, todos se arrodillan y se encomiendan al Divino Creador, enseguida salen bailando hacia atrás hasta encontrarse en la puerta del templo, aquí hacen un circulo y bailan por algunos minutos, y luego se retiran a tomar copas de alcohol por las calles y bodegas, ya de noche vuelven a la casa donde se reunieron.
b) Vísperas del 2 de mayo
Desde muy temprano se nota gran animación, las “avellanas” y “cohetes” hienden a los aires, se oyen toques de banda de músicos en la morada de los numerosos mayordomos, más después de incesante llegar y volver de los indígenas “mayordomos menores”, potando donativos al Señor, consistentes en cirios cual más adornados manojos de hermosísimas flores  “jarra”, a los acordes de alegres pasacalles y chuscadas, evocadora de nuestros antepasados a la vibración de pitos pentatónicos fabricados de carrizo de la costa “chisca” y de tamborcillos “tinya”, hechos de piel de oveja y corteza de agave costeño “llactash”, y de violines rústicos de madera cualquiera cuyas cuerdas son frotados por un arco de madera de cuarenta centímetros de largo; si acaso el que toca es un niño menor de edad, hay mucho comentario, parece ser una novedad, y sus padres gozan y viven engreídos de la habilidad de su hijo, que se inicia en el arte musical.
Asimismo, desde temprano, las vivanderas toman posesión en el cuadrilátero de la plaza. Cada casa ostenta un riquísimo  chancho asado “cuchi-ccanca” engalanado de tentadores “rocotos” (verdes, amarillos y rojizos) prendidos ya en sus orejas, en el hocico y sobre el espinazo; a los lados se ven botellas llenas de chicha “asua” y alcohol “huashcu”, y en jarras de cristal la rica chicha de maní junto a la mesa esta un fogón improvisado o un basurero sobre este una olla donde hierve el famoso ponche de almendra.
Casi a ultimas horas de la tarde, llegan los dos principales devotos “Mayordomos Mayores” al ritmo de una marcha militar o de un pasodoble tocado por una buena banda de músicos, al retumbar atronador de las “avellanas” y “cohetes”, portando por delante uno de los mejores “velones”, con vistosísimos adornos entre los cuales hay muchas figuras animadas (rosas, azucenas, cuadros de imágenes,  danzantes, toros, toreros, etc.) además conducen 50 a más cirios suspendidos en un palo largo adornados con oropeles, una docena de “jarras” de lindísimas flores (margaritas y amancaes); y al incesante tañido de las campanas de la torre de la iglesia ingresan al templo, cuando en este momento el pirotécnico (cohetero), enciente la mecha que une a mas de 600 cohetes, “pelotas” o “tendida”, que en el último extremo tiene una gran carga “bomba”, pues todo explosiona con el traqueteo de una metralla que finaliza con un dinamitazo; esto es inicio para que esta noche se quemarán los “fuegos-artificiales”.
Siguen llegando otros funcionarios “Mayordomos Menores”, sigue el repique de las campanas, sigue el cruce de “velones”, “ciriales” y “cirios” que ahora 30 años atrás el número de “velones sumaban de 400 á 500, y los cirios de 600 á 700.
La música, el gentío; ininterrumpidamente la una y como numerosa el otro ha cambiado totalmente la escena diaria; viene la noche, se llena la plazuela y el templo de millares de  devotos y noveleros, que concurren a esta fiesta desde lejanas tierras y a las 8:00 p.m. empieza el párroco a rezar el Santo Rosario, luego las solemnes vísperas, en seguida se presentan los principales mayordomos, trayendo consigo los tradicionales y artísticos “fuegos-artificiales” (cuyo valor si es de primera es de 1,200.00 á 1,500.00 soles oro).

Una vez terminada las vísperas, la banda de músicos que acompaña a los mayordomos ejecutan una gama de piezas musicales (marchas, valses, tonderos, guarachas, marineras, chuscadas, waynos, pasacalles, etc.) al “contrapunteo” con los músicos de otros “mayordomos”, de los “danzantes”, etc. Al acorde de estas tonadas, frente al Señor, se queman las vistosísimas luces que surcan los aires, las veloces “avellanas”, los “cohetes”, las ardorosas “paracaídas”, las “palomas”, giran incesantemente las ruedas de matizados colores, chispean los “buscapiques”; corretea el “toro-candente”, las graciosas vicuñas, pavos, aviones, el toro y toreros, las mariposas; lloviznan resplandores la pila y la “viva-maría” y concluye todo con la quema del renombrado “castillo”; cuyas características son: las unísonas ruedas con sus vistosos colores, en los tres cuerpos del “castillo”, el grito del perro, las avellanas, los cohetes, las luces, y por último, de la cúpula salta y surge por los aires una “paloma candente”, se despliegan las banderas y queda descubierto alguna imagen, bajo el reflejo de la luz viva del armazón del “castillo”. Entre tanto, la banda toca una tradicional y emocionante diana, es donde el espectador queda confundido por la excitación  profunda del animo. Son más de las 12:00 de la noche.
Esto no es todo, pues durante el tiempo de la quema se “fuegos artificiales”, hacen un recorrido incesante millares de parejas encendidas en profundo idilio romántico por entre el parque de la plazuela; la juventud campesina se vale de la ocasión para tenderle la red a su dulcinea y luego la oculta en las chinganas; las vivanderas cual más zalameras y amigas vivarachas llaman a una y otra persona para negociar su venta y hacer una gran cosecha económica durante la noche.
Es cierto que algunos devotos de verdad se retiran cada uno a su casa, y los otros se quedan a libar sendas copas de licores, ya sea en la plazuela o en las tabernas, en las que se entablanjaranas al toque del arpa, guitarra, mandolina, etc. donde cantan, bailan y se parrandean hasta acabar en grandes bochinches. Aquí termina la mil veces esperada víspera del “Señor de Mayo”.
A las 3:00 de la madrugada del día 3 de mayo, tanto los mayordomos  y los danzantes regresan al templo al ganarse para ofrecer sus plegarias y saludar al Señor, en  su clásico aniversario con dianas y bailes “Alba-gané”;  luego vuelven a sus casas donde el “Mayordomo” y sus familiares atienden cariñosamente a todos los participantes de la fiesta con un ponche de chicha de jora con huevos batidos; mas tarde sirven un gran “piqueo”, consistente en caldo de cabeza de carnero con papas sancochadas y  “mates” llenos de ají colorado.
c) Día Central: 3 de mayo
A eso de las 10:00 a.m. en la casa de los “Mayordomos” se sirven todos los presentes, un suculento almuerzo (maíz pelado con el agradable tocino o cuero de chancho, y trigo pelado, con mondongo de res), llamado por ellos “jara y trigo mondongo” o “bendita- muti”.
Mientras esto sucede en la ciudad y sus alrededores, nuestros gallardos aborígenes desciendes de las alturas ataviados de sus mejores galas; las mujeres con sus zapatos negros o marrón (botines), media negra o rosada, con sus siete polleras de “castilla” de diversos colores con sus respectivos “ribetes geométricos” cual mejor bordados de colores caprichosos, levantadas las faldas delanteras uno más arriba que otro, cosa de lucirse cada uno de ellos; traje azul marino con listas de seda y franjas de color opuesto; saco color aturquesado, con “pechera” de color rosa, adornado con blondas y todo el vestuario en general bordado a máquina con seda mercerizada, en colores primorosos imitando dibujos decorativos;  “lliclla” granate, también con dibujos; sombrero blanco de lana o jipijapa, con cinta negra de 6 á 8 pulgadas de ancho “rosonado” con cierta gracia y en él lleva alfileres prendidos con figura de color cardemios; por último no les faltan una  hermosa manta negra de lana tejida con maestría incaica o un pañolón de algodón, ya sea rojo, azul o verde que lleva colgado en el antebrazo.
Los hombres se visten de un par de ramplones, sin medias; pantalón de bayeta de lana negra o de casimir color azul o cabretillo; una camisa de percal de color azul o anaranjado, muy pocos usas blanco con su cuello doblado; un saco por lo general de casimir negro, su poncho cabretillo con listas azules o rosado que los llevan los más de ellos en el hombro o en el sobaco doblado a lo largo; sombrero blanco de lana con cinta negra o sombrero de paño, negro o plomizo, su bufanda o chalina que es su mayor alhaja; muchos de estos se visten a imitación de los mestizos, los de la quebrada en especial, los de las punas conservan su vestimenta antiquísima y rústica.
Esta inmensa masa campesina ingresa al barrio de La Soledad en cordones interminables, la plazuela y las calles adyacentes se hacen intransitables por la afluencia de millares de personas de las diferentes clases que hacen un remolino humano.
Esto es un bullicio indescriptible; afluyen los “Mayordomos Menores” al toque de sus “chiscas”, “tinyas” y “violines”, ingresan los danzantes cual mejor disfrazados al aire musical de sus notas ágiles, filudas y dulces de sus distintos instrumentos acrófonos, que hacen una mañana primaveral; a esto se agrega la llegada de los “Mayordomos Mayores” al sonido armonioso de marchas airosas tocado  por una banda de músicos, al traquido ensordecedor de sus “avellanas” y “cohetes”, una verdadera feria andina, una gran animación eglógica y multiforme.
Entre tanto, el templo va congregándose de miles de fieles que elevan sus preces al “Señor de La Soledad” con la misma profunda unción mística.

LA MISA
Son las doce del día las cantarinas campanas “Marquesa” y “Soledad”, son echados al vuelo; el párroco y sus diáconos comienzan a celebrar una solemne misa de fiesta, la iglesia de encuentra completamente repleto de devotos, la temperatura sube de grado, todos los asistentes sudan a chorros; es el momento de elevar la Santa Eucaristía, la banda de  músicos toca una hermosa marcha regular, se oye el “traqueteo” de la gran “tendida”, las “avellanas” y “cohetes” resuenan en los aires.
Después del “Agua Deí”, el cantor del coro, canta la tradicional canción “Yo te adoro Santa Cruz”, el que es respondido con emoción por toda la concurrencia. Al finalizar la esperada misa de fiesta, se canta el virreynal “Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar”.
A continuación sale la procesión acompañada por sus “Mayordomos” quienes alumbran al Señor con cirios, ceras y velones donde sus figuras animadas se ponen en movimiento por medio de clásicas cuerdas, acto seguido salen todos los crucifijos pequeños; adornados de medallas “milagros”, en especial el  “Teita Enriquito” tachonado de “milagros”, ya sea de oro y plata, luego salen las diferentes cuadrillas de mojigangas y por último sale el “PASO DEL SEÑOR DE LA SOLEDAD”, que es Crucifico casi igual al mismo patrón de Huarás, tanto en sus rasgos y tamaño, esta respetable imagen en conducido en hombros por los danzantes que de rato en rato van cambiándose una y otra cuadrilla; al olor aromático del incienso, al continuo tañido de las campanas, al incesante tronar de las “avellanas” y “cohetes”, al acorde embelesadora de una serie de músicas litúrgicas avanza la procesión muy lentamente, por el cuadrilátero de la plaza, unos elevan sus plegarias del Señor, otros filman el acto en sus cámaras fotográficas, turistas, folkloristas y curiosos, hacen sus captaciones de esta portentosa fiesta religiosa de los andes; al fin llega el Señor a la puerta de su sagrada mansión, da una mirada piadosa al público en general, muchos caen de rodillas, y Cristo parece decirnos: “Minúsculas criaturas”, hoy estáis aquí en esta plaza, tal vez mañana ya no”.
Desaparece la regia imagen del “Señor de la Soledad”, la banda y los danzantes le acompañan hasta colocarlo en su altar, algunos velones son llevados por los “Mayordomos” a sus casas, lo mismo los crucifijos.
Ante el espectáculo imponente de la naturaleza, se oculta el Sol, dios de nuestros antepasados, salta a la vista el crepúsculo vespertino, se obscurece la bóveda azul, entra en sueño gris frió y triste del horizonte andino. Es tal el fin de esta esperada  y magna fecha, que pasa tal vez para jamás volver.
d) Jatun-Karé o Antefinado
El día 4 de mayo, llamado tradicionalmente “antefinado”, siempre uno o dos devotos mandan decir su misa al Señor de La Soledad. La plazuela, poco a poco se llena de noveleros y negociantes que venden por costumbre tradicional, muy buenas y ricas chirimoyas y naranjas; los de la masa campesina son insaciables en embriagarse; los danzantes son  incansables en bailar y beber alcohol a menudo.
¿Qué serán de los Mayordomos? Hay que ir a buscarlos en sus casas, porque así nos dice el resonar de las “avellanas”... Por su puesto se trata del Jatun-Karé o la gran comilona, que el Mayordomo ofrece a sus colaboradores, donantes u oferentes, quienes le ayudaron en el éxito de la fiesta, obsequiándoles una y otra cosa, como: Banda de músicos, fuegos artificiales, un toro o una vaca, unas dos docenas de cuyes, unos seis carneros, un saco de trigo, doce cargas de leña, seis o doce cargas de yuca, un velón, una o dos latas de alcohol puro, etc. y a cada una de éstas personas se les llaman “KELLI”.
Desde la iniciación de sus labores del Mayordomo como funcionario de esta fiesta, o desde un pequeño banquete “utsutsiquí” que el referido Mayordomo ofrece a sus oferentes faltando seis u ocho meses para dicha fiesta del Señor, cosa de contar con la seguridad de su ofrecimiento; el aludido Mayordomo dispone de un experto sirviente o cantinero llamado “kamachico” y estos son dos (mayor y menor), así lo mismo, cuenta con dos cocineras de experiencia, para que elaboren las viandas  durante la fiesta, Cocinera Mayor y Cocinera Menor.

“JATUN-KARE” O CUMPLIMIENTO

Aquí termina el deber más grande que tiene de gratitud el Mayordomo para con sus kellis (obsequiantes); Ambos kamachicos desempeñan un papel muy importante, el Kamachico Menor, llama y conduce a los kellis e invitados al domicilio del Mayordomo, entre tanto el Kamachico Mayor, prepara una mesa para cada Kelli en el suelo, al acto de la llegada de cada kelli y según sea su gasto o el valor de su obsequio, se sirve de primera intención una botella de alcohol compuesto con agua de té, más una “Ponga” o recipiente de cucurbitáceas lleno de chicha, se bebe y se habla de muchas cosas, entre tanto el kamachico coloca sobre la mesa de cada kelli, cinco o seis soles de pan, molletes, biscochos, una guagua de cuatro o cinco kilos de peso hecha de masa, y un guanaco también del mismo peso y material, estos últimos adornado de flores, muchas veces estos artefactos se  despedazan, por el enorme peso que llevan y por la forma tosca como están elaborados; Como primer plato presenta el kamachico, al kelli, costilla asada al carbón, ya sea de vaca o de carnero, a esto le llama “kanka”, va llenada en una cucurbitáceas, plato muy grande que la denominan “ankara”.
El kelli, por una cortesía costumbrista, invita al kamachico para que rompa el primer pedazo y se sirva de su trabajo; pues el kamachico agarra con las dos manos y arranca del plato del kelli una presa regular y va recogiendo en un “mate” (plato) aparte, para llevar a su familia y a esto se denomina “arsa”.
 Esta misma actitud se repite en cada potaje que sirve; como segundo plato sirve el clásico “puchero”, que es la col y carne sancochada con especialidad, donde esta oculto un gran trozo de pernil o brazuelo de un carnero, a esto se le dice “panku”, sobre ello se agrega arroz, ají, etc.; a continuación, como tercer plato, sacan sopa de arroz en caldo de una gallina íntegra, aderezada con cierta gracia con ají de gallina; luego viene el cuarto plato, caldo de cuy con papas o yuca, con dos o tres cuyes cocinados y le llaman “jacá-pilatado”, adornado con bastante ají colorado; y como quinto y último plato unos seis u diez tamales preparados con piel de cerdo, huevo sancochado y bastante ají colorado, todos éstos potajes son servido en el ya mencionado “ankara”, que es un plato conocido para cada kelli, sea grande o mediano.
Al finalizar la cena, el kamachico, dobla los extremos de la blanca servilleta que ha servido de sobremesa, todos alrededor de ésta, hacen una cruz con los dedos  de la mano derecha y al unísono con el kamachico, con la más grande devoción, rezan el bendito, y luego cada uno toma su asiento, se tornan las botellas de alcohol y las “pongas” de chicha, empieza la jarana que dura hasta altas horas de la noche.
e) Toro Kelli Karé, Kamachico, y Cocinera cumplimiento o Finado
El día 5 de mayo, es conocido como: Toro kelli karé, en el medio de este alboroto, surge en son de chanza divertidas controversias multitudinarias de descontento de parte del kelli y toda su comitiva por la miser ia con que son atendidos a cambio del hermoso toro Uchusquillo que les habían obsequiado. Reclaman el pago del valor del toro en referencia en dinero efectivo y no quieren aceptar las viandas ni los licores.
El kamachico, la cocinera y los ayudantes de estos lanzan una protesta enérgica y alegan que el tal Uchusquillo, fue mas franco que el zorro viudo.
En resumen en el desarrollo de estas fiestas, se observa derroche de entusiasmo, de buen humor, de jovialidad, de verdadera  expansión, es la oportunidad de gozar de la psicológica pletórica del acervo popular.
Cumplimiento del Kamachico y a la Cocinera.
En este mismo día, a las cinco (5) de la tarde poco más o menos, los kamachicos y las cocineras mayores y menores, son agasajados por el Mayordomo a igual que a los kellis, tanto en licores y viandas: puchero, cuy, gallina, y tamales, como reconocimiento a sus servicios prestados por cada uno de ellos en sus diferentes funciones desde el “utsutsiqui” que es el preludio de la fiesta y pequeña comilona, en los carnavales, en la casa de los Mayordomos cesa de asegurarse la oferta de los kellis.
f) Antevísperas de la Octava
Nuevamente el 8 de mayo se realiza el rompe calles o antevísperas de la octava, con bulliciosas bandas de músicos, el sonido de avellanas, danzas con sus variadas modalidades que, dan colorido singular del folklore de la zona, con sus bebidas preferidas de chicha con alcohol. Las adoraciones se realizan  con gran reverencia y respeto, también asistiendo masivamente el campesinado de los alrededores.
g) Vísperas de la Octava
Desde tempranas horas del día, de nuevo se inicia la ubicación e ingreso incesante de la gran masa campesina, portando hermosos ramos de flores y acompañado de motivos folklóricos que compaginan el colorido singular de la festividad. En horas de la tarde, se aprecia el afán de ubicación de las vivanderas para ofrecer sus características viandas y clásicas bebidas preferidas por los campesinos que contagia a todos los visitantes. Al empezar la noche, llegan los “Mayordomos Mayores” acompañados por la banda de músicos para dar inicio al clásico festejo de las vísperas de la octava, con el sonido constante de avellanas de minuto a minuto, los mismos que se intercalan con los vistosos fuegos artificiales; la quema de los clásicos “Castillo” de varios pisos, se efectúa a partir de las12:00 de la noche, como festejo previo a la gran Octava (10 de mayo), una vez concluida la bulliciosa y alegre actividad los mayordomos se retiran a sus domicilios, con su banda de músicos. En horas de la madrugada los danzantes inician adoraciones al Señor, según la llegada, esto se llama “Alba gané”
h) La Octava del “Señor de La Soledad” o “Señor de Mayo”

No debemos olvidar que la imagen del “Señor de La Soledad” tantas veces restaurada, tenía su “Paso” que lo encarnaba en la Semana Santa, (Desclavación y Cristo Yaciente o Santo Sepulcro), es decir es  una genuina réplica que se denominaba “Señor de Mayo”, ésta fue una fiesta eminentemente indígena al principio (1585 á 1641), esta imagen también colonial hasta el año de 1970, fue auténtica porque no sufrió ninguna restauración ni desgracia, cuya imagen estaba en el segundo altar a la derecha de la nave del Templo, al ingresar, de estilo neoclásico, con una Virgen Dolorosa también muy antigua, que se ponía al pie del “Señor de Mayo”, el día de la desclavación se le retiraba previa una ofrenda floral rectangular que se repetía año tras año, por los devotos indígenas; Lo principal de este día, es la misa, normalmente se realiza a las 12:00 del día; los personajes centrales son los “Mayordomos”, la asistencia es masiva y de toda condición socio-económica, el acto eucarístico es acompañado de banda de músicos y sonido de avellanas. Concluida la solemne misa, sale la procesión comandada por los mayordomos, seguido por un mar de pequeños crucifijos y luego el “Señor de La Soledad”,  cuyo anda es cargado en hombros por las diversas cuadrillas de danzantes. Durante la procesión se aprecia innumerables plegarias entonadas por bandas, orquestas, cantos litúrgicos, es decir la solemnidad con que se acompaña al Señor, constituye un verdadero recogimiento de veneración, especialmente de los campesinos , con sus variados comportamientos culturales.
La Octava del Señor de La Soledad, se inicia el 10 de mayo los mayordomos tienen poca participación; pero  aumentan las cuadrillas de danzantes de diferentes comunidades, ofreciendo variados gestos de veneración y visitas a los mayordomos y autoridades.
i) Desde el día 4 de mayo por la tarde, principian de nuevo las vísperas de las misas de novenas del Señor, y preparativos para una nueva fiesta, que culminará el día 13 del mismo mes con mayor magnificencia y mayor brillo que el propio día.
En cuanto a la práctica de sus usos y costumbres de los “Mayordomos Mayores y Menores”, “Caporales Mayores y Menores”, mojigangas y feligreses en general, es lo mismo, y en ciertos años es mucho mejor.
j) La Colocación o la solemne clausura de la fiesta del Señor de La Soledad
El día 15 de mayo es por última vez que los fieles se despiden de la sagrada efigie del “Señor de La Soledad”, con una apoteósica clausura, con misa de despedida, panegírico, procesión y singular recogimiento; los cantos litúrgicos, los llantos y la música  de ¡¡Adiós!! Con los que colocan al “PASO DEL SEÑOR DE LA SOLEDAD” en su santo altar cotidiano, llena de emoción y sentimiento místico de todos los asistentes al acto, cuyas letras de una de las canciones es la siguiente:
Eguallari Eguakullashac (Despedida)
Acu yurpe eucullashun
Take jirca huactallanta,
Mana nuna chacunanta
Condorcuna tacunanta.
Yacunani nimaptiquim
Hueccellata úpiatcishcac,
Puchacnami nimaptiquim
Shoncollata micatzchcac.
Eguallari aguacullashac
Que marcapec juc marcata,
Yurac raju chaquillanta
Yacu puma yachananta.
Cahue karca tincushunchi
Huanormencca mananchi,
Janillaguan jupellachi
Huaccar, huaccar ashishunqui.
Finalmente, llegó la hora de retirarse, pues todo queda en profundo silencio; pero en el transcurso poco más o menos de tres meses, se nota que no le falta diariamente algunas decenas de velas y una que otra misa de rogativas al “Señor de La Soledad”.
k) Se llama “antefinado” al día 15 de mayo; en las calles y la Plazuela de La Soledad, la animación ha menguado; pero no faltan devotos que han venido de tierra lejanas y mandan celebrar en este día una o dos misas en honor del Señor. En las casas de los “Mayordomos Mayores”, siguen los ajetreos y preparativos para ofrendar una opípara cena a los “kamachicos” y a las cocineras, como agradecimiento de sus servicios prestados durante la fiesta.
l) Visita a los “Mayordomos Mayores”
Las mojigangas, con las multitudes campesinas que les siguen muy cerca mirándoles incansablemente, visitan la casa de los “Mayordomos”, para facilitarles de lo bien que se han portado en los días de la fiesta y le dedican canciones, como esta:
Don fulano “Mayordomo”,
Ya llegamos a visitarte;
Nuestro Padre crucificado
Nos envía a saludarte
Dios bendiga a manos llenas,
Recompense tus servicios
En el cielo, en la tierra
De depare beneficios.

El “Mayordomo”, les corresponde con botellas de alcohol y pongas de chicha; después de algunas horas de permanencia donde bailan los visitantes y visitados, luego siguen su viaje al domicilio de ciertas personas que desde un año antes le hicieron promesa de obsequiarles ya sea alcohol, chicha o un “piqueo” (papa sancochada con ají y carne), con que tales devotos reciben a sus visitantes con suma alegría; si es alcohol, con botellas bien adornadas de frutas; si es chicha, en cántaros adornados con banderines y damitas; si es un “piqueo”, con panes, alcohol y chicha; a cada devoto de eso se les llama “Caporal Menor”; aquí se toma, se come, se baila, se hace comentarios de lo ocurrido en los días de fiesta, se habla, se ríe, se gasta agudeza de imaginaciones, hay chistes, bromas, refranes o dichos, adivinanzas o “jamutsinaquí”.
Al realizarse este acto, se desarrolla un episodio chispeante o cómico, pues el “Mayordomo” y su esposa hacen de patrones de una supuesta hacienda , Llillincancha”, otras personas poco más o menos de carácter algo jocoso, hacen de “repuntero”, “arriador”, “pastor” y “Mayordomo” de la mencionada hacienda, y todos en conjun to toman asiento alrededor de una mesa preparada a ras del suelo, entre bromas, carcajadas, se ridiculizan y se satiriza al verdadero “Toro Kelli Karé”; a quienes el kamachico los atiende en todos sus caprichos y exigencias sirviéndoles alcohol en pomitos diminutos, chicha en “potitos” pequeños, pancitos, guaguitas, y guanaquitos hechos a propósito para este festín, las viandas son servidas también en vasijas diminutas, que son transportadas por varias personas de la cocina a la mesa del “kelli”, con grandes manifestaciones de peso y cansancio, simulan esfuerzos, sudores, tropiezos y caídas; luego fingen vencer dificultades y manifiestan la alegría de su triunfo con la interjección ¡¡Hua....!! ¡¡Huajilla.....she...!!
m) Paskapaquí o recojo de los adornos del altar del Señor, despedida de la sagrada imagen, pecca jampi o cura cabeza, kuntu-pacca o lavado de los cántaros de chicha y otros utensilios que sirven en la fiesta.
El día 6 de mayo, de primera intención, familiares y allegados de los mayordomos, de los caporales mayores se reúnen en sus respectivas casas de estos últimos, donde liban algunas copas de alcohol y “potos” de chicha, tan luego se dirigen a asistir a la última misa de despedida del “Señor de La Soledad”, que mandan celebrar los danzantes o el “Caporal Mayor”, aquí concurre mucha gente, en especial todos los “Mayordomos”, “Caporales” y danzantes con sus mejores atavíos. Después de una solemne misa se lleva a cabo  una majestuosa procesión, con los mismos ritos que en la fecha principal, después de este acto, “Mayordomos” y “Danzantes” como también toda la concurrencia se despide con profunda unción religiosa del “Señor de La Soledad”.
Una vez vuelto a la casa del “Mayordomo” y otros funcionarios, se beben licores hasta finalizar el día: durante el desenvolvimiento de esta parranda final, los kamachicos y las cocineras, lavan las botijas, cuntus, pongas, potos, chacas, botellas, copas, asuanas, peroles, cacerolas, ollones, áncaras, mates, huishllash, cucharas, cuchillos, etc. etc., los que fueron usadas durante la fiesta; al mismo se suscitan un carnaval mono, donde se pintan con el “concho” de la chicha con el tizne de las ollas y otros rezagos de harina y miel. Al fin, casi a dos luces, se despiden de los “Mayordomos” en estado calamitoso de embriaguez, con lo que termino las primeras fiestas de mayo.
n) Fiesta de la Santísima Cruz del “Señor de La Soledad”
El 5 de septiembre, de nuevo otros devotos, empiezan con las misas características del mes de mayo, a celebrar las novedades de la “Santísima Cruz” del Señor de La Soledad, cuya fiesta principal es el día 14 del referido mes; a continuación se suscitan otras novenas más para festejar la “Octava” que es el día 24 del mismo mes aludido, y por último termina este segundo ciclo de la fiesta del ínclito Patrón de Huarás y del mundo católico, con su respectiva  “colocación”, que se verifica el 28 del mes ya citado.
Virtualmente el homenaje y honores al “Señor de La Soledad” se realizan en dos ciclos: la primera desde el 24 de abril hasta el 16 de mayo, y la segunda desde el 5 hasta el 28 de setiembre. Como queda dicho,  las “octavas” de cada ciclo son más celebradas e imponentes con las grandes demostraciones de más amor, y cariño de los fieles cristianos a nuestro Divino Salvador, representado por la milagrosa imagen del “Señor de La Soledad”.

6. LA FORMA DE FESTEJAR LA FESTIVIDAD
El privilegiado departamento de Ancash, exclusivamente el hermosos “Callejón de Huaylas”, no sólo posee los más hermosos paisajes naturales peruanos, sino también ostenta una singular variedad de coreografías o danzas, siendo los más importantes las cuadrillas de danzantes que toman parte en la fiesta del “Señor de La Soledad”, como: los Wankas o Wankillas, los Shacshas, los antiwankillas, las Pallas o Apu Inka; además uno que otro año toman parte los de Marca, los “Mozo Danza” de San Marcos, los “Yuriguay” y los “Yayu”de Huari.

 Los Wankas o Wankillas

a) Conjuntos de danzantes.
Representación de las tribus naturales de las épocas remotas, y a los antepasados que se habían convertido en piedras; Wanka = piedra sagrada.
b) Relación del número de personas.
En esta danza toman parte seis u ocho parejas de hombres, más dos o tres jóvenes que hacen de negro, y dos expertos maestros músicos entendidos en ésta materia.
c) Su indumentaria o atavíos.
Cada danzante lleva en la cabeza un tocado de plumajes, con plumas largas de variadísimos colores de aves de la región de los bosques (pavo real o faisán), adornados con cintas bordadas y cuentas de colores, con espejitos en forma de estrellas en la imitación de turbante que rodea la cabeza; dos bandas de colores brillantes que cruzan el pecho, taconados de monedas antiguas de plata de nueve y cinco decimos y otros amuletos, que las llevan sobre el chaleco; dos ó más pañueletas grandes de seda fina que cuelgan de los hombros y les sirve como capa, adornados con espejitos en forma de estrellas y muchas cintillas multicolores; en cada una de las canillas ostentan una bayeta roja y sobre ellas unos nueve o doce cascabeles de metal, cosidos con tiras de cuero; una máscara de tela metálica, en que va pintado el rostro de un hombre blanco; en la mano derecha llevan una espada mediana, que originalmente pudo haber sido un cuchillo ceremonial, y en la mano izquierda llevan un broquel de madera que  termina en la talla de la cabeza de un zorro o perro, que les sirve como arma de ataque y defensa; toda esta indumentaria o atavíos sobre una camisa, chaleco y pantalones de color blancos; asimismo usan anteojos oscuros. Los dos danzantes que van delante de la columna, son los guiadores.
El negro, se viste con un corro militar o kepí, adornado de un sin número de pompones de hilos de variados colores, sobre este muestra con orgullo una comadreja disecada; se cubre la cara con una “máscara” grotesca   de cuero negro con barbas largas y bigotes albos, de fisonomía grotesca; camisa blanca y saco negro o rojo, con pantalón de montar blanco o caqui y botas altas de cuero o polainas; y en la mano derecha lleva un látigo para ahuyentar con sus chasquidos a la chiquillada que les persigue y les fastidian gritándole ¡negro!... ¿negro - getón!... o ¡chiwa sapra!... y éste, a su vez prorrumpe en gestos y dichos rústicos que, para el público campechano les cae en gracia; generalmente ellos preceden la cuadrilla, y procuran abrirse paso por entre la multitud, para que pase libremente su comparsa; en el momento de una guerra simulada o modanza, interviene como el más arriesgado condoliente por la  pérdida de una parte de los condolientes.
d) La coreografía que ejecutan.

Esta constituye una invocación de tribus que luchan con denuedo y resolución, por las diversas evoluciones que hacen en rueda, en ocho o formados en dos columnas paralelas frente a frente, se desafían con amenazas y gestos irónicos cual pumas sedientos de sangre humana.
Modanza, se llama así a la escena que representan en muy pocas veces colocándose de bando al compás de una marcha viril, pues fingen un combate tenaz con gravedad y ritmo, porfiadas evoluciones, ataques y defensas con espadas y broqueles de columna a columna, hasta que al fin uno de los partidos se rinde aparentando ser vencido. Se simula la degollación de los vencidos; pero de inmediato bruscamente los músicos cambian de tonalidad lúgubre en un alegre “cachaspare” (wayno), los bailarines lanzan un grito de alegría con gesto de emoción y bailan abrazados, en parejas en señal de buena amistad, levantando los pañuelos arriba.
Durante el total desarrollo de la danza se pueden observar tres momentos bien diferenciados uno de otro, aunque se presenten entre mezclados como si no existiesen tiempos secuenciales del pasado, presente y futuro. De ahí, que las escenas dancísticas aparezcan  como una mezcolanza, poco entendible en nuestra época actual y a nuestras mentes mestizas; secuencialmente serian: el momento mítico o cósmico (mitos y leyendas), el ritual de ofrendas y sacrificios (adoración), y el de integración comunitaria. Los cambios de ritmo musical son los que originan cada una de las distintas modanzas que integran el total de la danza.
e) La música que interpretan.
Los maestros de este arte, son los del Callejón de Huaylas, tanto en la danza como en la ejecución de la música, que son pasacalles, marchas guerreras orlados de hermosísimos y tradicionales chuscadas, wayllashiadas y taconeos. Así la música, es suave y melodiosa en su emplazamiento y ruedas, se torna casi marcial y enervante durante las batallas o contiendas, siendo triste, melancólica y fúnebre en el degollamiento, alegre y vivaz en el renacimiento.
f) Los instrumentos que utilizan.
Los músicos y maestros son dos y cada uno toca una quena de sauco “pincullo” de solo tres huecos, y una caja o bombo  “wankar”, al que golpea con una baqueta con la mano derecha, causando sonidos entrecortados.
g) Lo que tratan de representar cada conjunto.
Es muy posible que en su remoto origen haya sido una danza guerrero religiosa, ligada a ciertos conocimientos astronómicos sobre los movimientos del  sol y la luna; porque la adoración a los astros y a la tierra es muy antigua. El Dr. López Albujar, nos dice que los wankas, representan una legión de tribus guerreras de nuestros antepasados, que marchan y luchan por la conquista de los pueblos prehistóricos.

 Los Shacshas o Contradanza
a) Conjuntos de danzantes.

Danza típica de comunidades campesinas de la zona, ostentando una blanca vestimenta.
b) Relación del número de personas.
En esta comparsa toman parte alrededor de 11 á 20 personas, todos varones, que vailan, un “cautivo” y 6 músicos especializados.
c) Su indumentaria o atavíos.
Cada danzante lleva consigo un tocado, corona o gorra sui generis, bordado con hilos de oro y adornado con lentejuelas, con espejitos en forma de estrellas y con distintivos de colores (penachos); una cabellera  postiza larga y ensortijada, en la que están incrustadas amuletos y churros; una tapa cara o máscara de tela metálica, en la que lleva pintado el rostro de un hombre blanco; un monillo, saco o blusa de mujer color blanco, matizado en diversos colores con figuras caprichosas; pantalones apretados de color blanco, en cada pierna se atan canilleras con shilshile o shacapa que viene a ser la pepa de un arbusto de la selva, que al sacudirse en conjunto produce un sonido onomatopéyico de “shac-shac”, como sonajas o cascabeles, sobre unas medias de mujer color piel; usan guantes de color blanco, en la mano derecha porta un látigo que termina en una punta de fibras de agave, que a un fuerte movimiento de brazos produce unos chasquidos ruidosos, en la otra mano tiene sueltas varios pañuelos grandes de diferentes colores, además, lleva estirada en forma triangular debajo de su monillo, saco o blusa una pañoleta de seda de color; y con zapatillas color blanco.
El “Cautivo” va al centro de toda la cuadilla, es un hombre notable, que se ha confesado, ayunado y comulgado desde tres días antes de la fiesta; su indumentaria es especial, pues, es una túnica blanca que le cubre todo el cuerpo, de pies descalzos, la cara cubierta con un velo blanco hasta la cintura, la cabeza coronada de espinas, las manos atadas hacia delante con un cordón de toscas fibras, siendo conducido con cuatro cadenas, va rezando su manual. Lo sacan de su domicilio con este vestuario sólo para llevarlo al templo y para acompañar la procesión, aquí entona canciones muy tristes referente a su cautiverio e implora la misericordia divina, las letras de una de estas canciones dice:
¡Oh! “Señor de La Soledad”
Rey de los cielos
Permítanos entrar en tu templo
Y venerarte de rodillas.
Yo soy un cautivo Señor
Que llego rendido a tus plantas
Desde Jerusalén he venido
Arrastrando estas cadenas.
¡Oh! Cristo de “La Soledad”
los ángeles te cantan
“Gloria a Dios en las alturas
y paz a los hombres en la tierra”
¡Oh! Redentor del universo
Padre amoroso del mundo,
Concédenos tu bendición
Hasta el año venidero.... (esto, son sólo fragmentos...)
d) La coreografía que ejecutan.
Estas cuadrillas, ejecutan caprichosas y extrañas evoluciones en columnas, en zig.zag, en circulo o rueda, con los pies separados, con los pies unidos, uno hacia delante, otro atrás, con saltos forzados, a paso lento o entrecortados; la paloma, la estrella, chaquitajlla, la coqueta según el compás de la música, con las manos en la cintura o levantados sobre la cabeza; bajo la dirección de dos guiadores que van adelante y un técnico que ocupa el lugar céntrico del baile, al que llaman “campero”, desd su posición indica y dirige la danza a ser ejecutada por toda la cuadrilla.
e) La música que interpretan.
Marchan al son de preciosos pasacalles, bailan al compás de emocionantes waynos y chuscadas, formando círculos; también evocan música litúrgica, en especial en la iglesia y durante la procesión.
f) Los instrumentos que utilizan.
Emplean dos toscos violines, dos tamborcilloos “tinyas” y dos quenitas “chiscas”, cada instrumento lo ejecuta un tocador ad-hoc y perito con gran maestría y dominio en esta danza, que data más de setecientos cincuenta años a la fecha.
g) Lo que tratan de representar cada conjunto.
Esta considerada como una danza ritual, relacionada estrechamente a la agricultura y la caza, propia del Callejón de Huaylas, cuyos orígenes se remontan a la época pre-incaica. Según el Dr. Uriel García, este baile representa una región de guerrilleros victoriosos y triunfadores de una singular batalla que llevan prisionero al “Cautivo” como premio de su arriesgado valor a cuyo contorno ejecutan zapateos exagerados de alegría y satisfacción.

 Los Antiwankillas o Contradanza
a) Conjuntos de danzantes.
Danza típica mixta,
b) Relación del número de personas.
Esta mojiganga, toman parte seis u ocho bailarines; dos violines, una arpa y una trompeta con sordina, verdaderos maestros que subyugan este arte.
c) Su indumentaria o atavíos.
Cada danzante, tiene puesta en la cabeza una toca en forma de mitra, adornada con un ramillete de flores artificiales de distintos colores más unos espejitos en la forma de estrellas; una tapa cara de tela metálica, pintado el rostro de un hombre blanco; camisa blanca; un ponchito pequeño de raso de algodón de forma triangular como una pechera, de color celeste, rosado o verde lechuga con franjas; pantalón con abertura a los costados junto a las pantorrillas llevan borlas de lana de color fuerte o intenso, llevan puestos medias de mujer color piel que cubren las piernas hasta las pantorrillas; zapatos negros de cuero; en la mano derecha, lleva una chonta o vara de mando indígena “kiyaya”, adornada en toda su longitud con cintillas de varios colores y en el extremo superior cuya punta es arqueada, cuelgan cuatro o seis cascabeles sonoros; y en la muñeca de la mano izquierda van amarrados de tres a cuatro pañuelos grandes de diferentes colores, más un pequeño broquel o daga que lo empuñan para su defensa. Las mujeres, visten similarmente a los varones, blusas blancas con mangas y faldas largas del color que usan los varones, llevando el bastón o kiyaya en la mano izquierda, y en el extremo superior la flor del maíz o marlo, con medias largas color de la piel y zapatos negros de cuero.
d) La coreografía que ejecutan.

Bailan al compás de una música de acento vigoroso marchando hacia delante, formados en dos columnas paralelas, con pisada firme y acelerada, mirada airosa con cierto orgullo, y garbo de raza indígena, sacuden fuertemente la “chonta vara de mando o kiyaya” golpeando el piso en ese ritmo y orientación de los pasos, cosa que hace vibrar los cascabeles de bronce. Inicialmente danzan en parejas, luego escenifican figuras de trenzada, redondela, pinquicha, concluyendo la danza con fugas de wayno en el Callejón de Huaylas.
e) La música que interpretan.
Bailan al compás de serios pasacalles y airosas marchas incaicas, una vez estacionados ejecutan waynos antiquísimos de acervo “quechuino”, que uno de tantos es esta, que a continuación a la letra dice:
JATUN HUAYLAS Recuay ladronera Verdes prados Cuna de pastores
dice el refrán chulpas sagradas valle de amor
Jatun Huaylas Huarás presunción de Pachacutec regazo de flores
suiza peruana por tradición tierra hermosa del Huascarán,
tierra bella Carhuás borrachera en mi país lecho de lagunas,
llena de encantos por su maíz donde el maíz de aire y sol,
de los quechuas Yungay hermosura
 canta su amor nido de cóndores
de los Warás y admiración es mi Perú...!! (bis)
de willca wain Carás es dulzura
y Pumacayán por su manjar
Macate remate 
del callejón
f) Los instrumentos que utilizan.
En esta comparsa usan instrumentos virreinales, tales como: 2 violines, 1 arpa y 1 trompeta con sordina, verdaderos maestros en el arte.
g) Lo que tratan de representar cada conjunto
Posiblemente en su remoto origen fue una danza guerrero religiosa, vinculados a las actividades agrarias. Esta danza constituye según relatos de un venerable anciano del caserío de Coyllur, don Julián Salvador, una invocación de los Varayoc al gran hacedor del universo Patsa-kamak o al Warak-koyllur de los Warás.

 Las Pallas o Apu Inka
a) Conjuntos de danzantes.
Danza de origen incaico, de vestimenta muy lujosa
b) Relación del número de personas.
En esta agrupación coreográfica toman parte un varón que representa al Apu Inka; 4 ó 6 mujeres adolescente que hacen de pallas; dos chiquillas que hacen de ñustas; un joven que desempeña el papel del general Rumi Ñahui o Rucu; más dos violinistas y un arpista, autoridades en el arte musical del conjunto.
c) Su indumentaria o atavíos.
“Apu Inka” o hijo del sol, viste de una corona metálica ricamente engastada de piedras preciosas, y pendientes, engarsados de piedras finas; una túnica real de felpa artísticamente bordada con hilos de oro y plata, incrustados de piedras de valor, sobre el pecho brilla como adorno distintivo la imagen sagrada del “Intip-Yaya”; como pantalones, luce una tela de pana rosa con vivos colores cubierto de tul blanca, su espalda cubre una Yacolla o “Manto Real” de brocado con franjas y flecos de oro, y para mayor magnificencia de su alteza, lleva en su mano derecha un cetro dorado lleno de cintas y flecaduras, más un hacha de plata “Tsampi”, de sus orejas penden argollas doradas “Sarcillu”.
Las Pallas, cada una de ellas son magníficamente ataviadas, con guirnaldas de perlas luminosas en la cabeza, cuentecillas menudas de varadísimos colores que cuelgan en la frente hasta los ojos; cantidad de collares o gargantillas “wallcas” ostentan bolillas multicolores de porcelana, y sobre un saco y traje de tela de color con listas de seda, decorado con hilos mercerizado, cubre el pecho y la espalda una pechera de pana fina, adornados profundamente con discos de plata (monedas antiguas de nueve décimos), bordados y plateados; en cada una de las manos conducen cuatro a seis pañueletas de diversos colores.
Las Ñustas, son dos pequeñas criaturas revestidas de ornamentos de pureza y castidad, desde guirnaldas de perlas japonesas hasta los pies cubiertos de calzados blancos.
El Rumi Ñahui o Rucu, este paje del Apu Inka, viste de una corona mediana con los adornos de espejuelos y plumas de diferentes colores, un manto, una túnica, pantalones de colores acordonados con cierta gracia y donaire, también lleva consigo un chicote para hacer tronar y ahuyentar a la muchachada que se aglomera en su derredor.
d) La coreografía que ejecutan.
Es visto que esta rondalla representa al consejo del Apu Inka. Ser supremo; cuyas cortesanas son las princesas de sangre real o pallas; las inocentes y condesas criaturas de alma blanca Ñustas; y el valiente arriesgado general Rumi Ñahui, palaciego del gran monarca tahuatinsuyana.
Al iniciarse la danza, el Apu Inka, aparece en su trono de tul blanco adornado con hermosísimas flores donde es saludado y reverenciado con bailes ceremoniosos y figurados, tanto por las Pallas y Ñustas, en señal de acatamiento y profundo respeto, pues le canturrean tiernas cuartillas o composiciones suplicatorias, para que salga de su trono real. He aquí fragmentos de muchísimos himnos y canciones de esta agrupación.
PALLAS
1. Sharkallami Apu Inka
Intip jina atsiciashpa,
2. Hueta hueta pucctashpa
Antsa karum eguanantzie.
ÑUSTAS
Kapacc Inka kamacollé
Que jatum punchaillaycho,
Yarccollashum jarahuispa
Azucena janallanta...
Después de escuchar con marcada atención, muchas estrofas de estas canciones, el inca se levanta con majestuosa arrogancia y especial donaire, y paso a paso empieza a caminar el célebre cortejo con dirección al templo al son de talentosos pasacalles, magistrales evoluciones y pintorescas danzas donde se oye entonar variadas y bellísimas canciones como esta:
PALLAS
1. Sinchi shoncco Rumi Ñahui
Eguallashun ñaupallanta
2. Hueta hueta janallanta
Antsa karum eguanantsic
Una vez llegado a una de las esquinas de la plazoleta toma asiento el supremo Monarca y a su rededor se sitúan Pallas y Ñustas, es aquí donde ejecutan danzas de verdadera técnica coreográfica y entonan canciones de pujanza histórica, una estrofa en cada una de las esquinas de dicha plazuela:
PRIMERA ESQUINA
1. Kushiccshumacc huacaypata
Inkallantsicc chasllashunqui,
2. Kaylli jana atsicyashpa
Intijina kuyachuspa…
SEGUNDA ESQUINA
1. Ñaupa Inka Manco Cápacc
Yurac pushaccolla yurishcca,
2. Kori valaruin koutarishcca
Fundo el Tahuantinsuyo...
TERCERA ESQUINA
1. Chuncca chusccu inkamccarccan
Inka Atahualpa nishccan,
2. Pizarruccuna presuyashccan
Cajamarccacho huanutsiyashccan...
CUARTA ESQUINA

1. Tunmanycno año añólla
Intsiccno, killantzccno, 2. Pucca yuracc hanacc antzicc Kuyé, huelli maccallan atsicc Después de dar una vuelta completa en el cuadrilátero de la plaza, se disponen para ingresar al templo y al entrar cantan con fervorosa unción cristiana de la siguiente manera:
PALLAS
1. Yaccullashun kamacocpa
Huanillanman coccorishpa,
2. Huayllihuiyo huayllihuiyo
Fervorosas alabamos...
1. Hueccellata ramarishpa
Chaquillanman ashitshthapa,
2. Huayllihuiyo Huayllihuiyo
Te adoraremos de rodillas
1. Kamaccoclle shonccollata
Jorccorermi entregueccoc,
2. Huayllihuiyo Huayllihuiyo
Dulce Jesús de mi vida...
ÑUSTA
Ccorri yaya “Soledad”
Llapallanta kamarccequi,
Incallata, Pallallata
Poderoso bendisequi...
Estos himnos son de música ondulante, malefuso, de ferviente dolor, unción, arrepentimiento, donde verifican movimientos lentos, de frente y perfil; luego retroceden hacia la puerta y salen al atrio de la iglesia, aquí, el arpa  y los violines fluyen tonalidad jubilosa donde el lenguaje incoercible de los waynos, hace estallar los ánimos en sobre saltos de alegría y zapateos isócronos:
Si se encuentran ante un Sacerdote, cantan romances de veneración y respeto hacia él, y dice así:
1. Diospa rantin señor cura
Rima rima shumacc huayta,
2. Huayllihuiyo Huayllihuiyo
Coronado blanco lirio...
1. Muchacumi maquiquita
Jampiccami almallata,
2. Huayllihuiyo Huayllihuiyo
Relicario de pureza...
Al coronar un nuevo “Inka” o funcionario espontáneo para el año venidero entonan canciones alegres, sabias, de melodía andina y de alma incásica:
1. Apu inka, autucarillan
Cushi cushi tushupecushun,
2. Shoncco, shoncco jarahuipéccushun
Corre vuelta torna aparte…
1. Mushoc Inka Apu yaya
Cosco marcho yaya quequi,
2. Camaccocta sirhuerccequi
Tu alma será coronado...
Al visitar una persona que les ofrece algo que beber o comer matizan en sus canciones, emotivas frases de elogio y galantería:
1. Don julano sinchi runa
Jinantimpa shonccon apacc,
2. Nahuillapa mucruhuaytan
Loca de amor te he buscado...
1. Kantu hueta nireccanqui
Laurel maullyui rurillancho,
2. Azucena pashteccanqui
Dulce, hechizo, encanto amable...
Al tiempo de asistir una corrida de toros, canta y bailan con entusiasmo y maliciosa picardía, trayendo a la memoria escenas coloniales:
1. Toruta ccayecculle Jeresano
Huchia roca huichiarillé,
2. Pactaracc tscctarishur tétalle
Jinacho usharishur...
1. Ponchugua suertirille toruta
Mamequi, yayéquitsu torocca,
2. Pactaracc hueccturishur, tétalle
Jinancho taprarishur...
Al visitar a las autoridades, entonan aires de cortesía, alabanza y aprobación calurosa de la verdad y justicia:
1. Suyuyoc Apu gobernador
Itip jina atsicyanqui,
2. Justisy quicho cuyé canqui
Autoridad abnegada...
1. Ama sua, ama ccela
Ama uli, niyashccanno,
2. Incallantsic cayanccanno
Sea tu lema la justicia
Al entrar a la casa de los “Mayordomos” en sus canciones expresas sus acentos de placer, de encomio, de aplauso y requebramiento a su amable proceder:
1. Don Julano “Mayordomo”
Diosnintsicpa cuyé nunan,
2. Quepecc patsa sirhuenccquicho
Al doblado te premiará...
1. Clavelina shumacc hueyta
Shonccollapa huelli unquin,
2. Visitayacc paravinta
Con cariño y respeto....
Al finalizar la fiesta del “Señor de La Soledad”, se despiden al son de tristes y quejumbrosas canciones que demuestran aflicción, pena, sufrimiento de un corazón que se va sin esperanza de volver a pisar ese suelo del mítico y tradicional barrio de “La Soledad”, ni de volver a gozar la fiesta sublime de “La Muy Generosa Ciudad de Huarás, hermoso rincón de la paradisíaca tierra peruana.
1. Acu yurpé eguaccullashun
Tacce jirca janallanta,
2. Yurac raju chaquillanta
Cual cóndores moraremos...
1. Eguallari cuyella marca
Mananapis riccashccachi,
2. Eguallari huellu nunacuna
Mananapis tincurishunchi...
e) La música que interpretan.
Como era la organización tahuantinsuyana; es esencialmente guerrera, se emplean en esta danza vibrantes himnos marciales, vigorosas marchas, placidos pasacalles, alegres aires de danzas acompasada y armónica, toda una apología de nuestros lares andinos de tradicionalismo regional.
f) Los instrumentos que utilizan.
Hacen uso de un arpa y dos violines, la primera bordonea y las segundas arqueadas por duras y callosas manos campesinas, que no conocen lo que es fatiga ni el cansancio.
g) Lo que tratan de representar cada conjunto.
Es una supervivencia de practicas incásica donde está mezclado hábilmente los ritos religiosos y las supersticiones.
EL CAPORAL
El caporal o caporala de los danzantes, es la persona devota que se ha comprometido de un año a otro, o por diversos años para mantenerlos durante los días que duren las festividades del Señor de la Soledad

EL PROCURADOR Y EL TESORERO
El Procurador y el Tesorero, son dos personas elegidas por el párroco de la doctrina y sus feligreses, cuyo papel a desempeñar el primero (Procurador), es formar la relación de “Mayordomos”, conjuntos de danzantes y otros funcionarios que se comprometen voluntariamente para realizar la fiesta del “Señor de La Soledad”, el año venidero; pues, el procurador está llamado a recordarles si es posible reiteradas veces desde 6 meses antes de la fiesta a cada uno de los oferentes de este compromiso.
El segundo (Tesorero), cuya obligación es, recoger, cuidar y guardar bajo su responsabilidad, los vestuarios, alhajas y otros donativos del Santo Patrón.
El Procurador y el Tesorero, deben estar de común acuerdo para poner todo el empeño en la organización y cristalización de la fiesta a celebrarse y adquirir así el esplendor al culto sagrado del Divino Cordero en la Santísima Cruz.
Como bien dice alguien: La religión es exponente del sentimiento humano, ella cristaliza su cultura y revela el genio de su raza, y es reflejo de su época, la base de sus instituciones la constitución misma de su gobierno.
Huarás, a 23 de febrero de 1952.
JOSUÉ SANTIAGO MAGUIÑA CHAUCA
Inspector de la Segunda Zona Rural Pedagógica

7. CONCLUSIÓN
El presente trabajo es un modesto tributo de la historia socio-religiosa de Huarás, hacia la ciencia folklórica regional, mediante mi observación inmediata y directa por mas de treinta y dos años en la vida pueblerina del realismo aborigen. Como acabo de comentar y demostrar las coreografías o danzas, músicas, canciones y composiciones más saltantes de nuestra región, sigue empapada en su tradición nativa, unos con su originalidad precolombina o incásica y otros con marcada incrustación hispana; pero sin embargo es de un vivo efluvio de efusiones líricas nacidas del corazón de los “Quechuas”, en especial de los “Huaylas”, de los “Waras” y de “Pumakayán”, la mayor parte de ellas amparados al son marcial de cadenciosos “pasacalles”, que a mi juicio, es la música regional de Ancash, con las mulazas de los cerreños, mi parecer, es que debemos difundir con orgullo lo nuestro, neto pasacalles populares y a la par impulsar con espíritu patriótico el fomento del arte vernacular, estimulando y orientando a sus auténticos cultores, para que de este modo se haga labor certera del movimiento folklórico, folvisa y folvay, en esta nuestra santa tierra de waras, y por ente en el alma nacional.